20 PREGUNTAS Y
RESPUESTAS SOBRE EL REINO DE DIOS
Pregunta:
¿Acaso Pablo
no dice que ya estamos trasladados al reino en Colosenses 1:13?
Respuesta:
El
apóstol Pablo dice, en efecto, que Dios NOS HA TRASLADADO (tiempo pasado) al
reino de Su amado Hijo. Sí, aparentemente ya estamos ahora
en el reino de Cristo, pero: ¿Es del todo cierta esa afirmación del apóstol
Pablo?¿Realmente estamos ahora en el reino, literalmente
hablando? ¡La Biblia misma nos responderá esta pregunta!
El
mismo apóstol Pablo, al escribirles a los creyentes de la ciudad de Efeso, les
dice: “Y juntamente con él (Jesús) NOS RESUCITÓ (tiempo pasado), y
asimismo NOS HIZO SENTAR (tiempo pasado) en los LUGARES CELESTIALES con
Cristo Jesús (Efesios 2:6,7). Aquí Pablo les dice a los efesios que
ellos y él ya están “resucitados” y “sentados con
Cristo en los lugares celestiales.” Pero, ¿qué entendemos con estas
palabras?¿Acaso creeremos que ahora los cristianos---en general---están
resucitados y sentados con Cristo en los lugares celestiales? ¡De ningún modo!.
Lo que Pablo verdaderamente dice es que---por la fe---ya estamos resucitados (sin haber
aún muerto) y sentados en los lugares celestiales (sin que aún hayamos sido
arrebatados). Para Dios, la forma de ver el tiempo es muy diferente a cómo lo
vemos nosotros. Para Dios, Sus escogidos ya están “ahora” resucitados y
glorificados con Su Hijo desde el mismo momento que se convirtieron a él.
¿Recordamos el “libro de la vida” de Dios?. Allí están ahora escritos
nuestros nombres (Apocalipsis 3:5). Esto quiere decir que Dios ya nos considera
salvos y que tenemos vida eterna--- ¡ahora!. Pero notemos que debemos de
vencer, pues de lo contrario Dios borrará nuestros nombres de
él--- ¡No nos salvará! (leer nuevamente Apocalipsis 3:5). Como
vemos, para Dios los creyentes ya están “ahora” resucitados y
glorificados con Su Hijo, pero deben de vencer para que esto se haga
efectivo. Si no perseveran y vencen, no entrarán en el reino de Su amado Hijo.
El
mismo Pablo les dice a los creyentes de Listra, Iconio, y Antioquia, que
para entrar en el reino será preciso pasar por muchas tribulaciones
(Leer Hechos 14:22). Notemos, además, que Pablo les hablaba a cristianos
convertidos (‘discípulos’), a miembros de la iglesia
de Cristo. A éstos les dice que deben sufrir tribulaciones ANTES de entrar
al reino. Esto demuestra que la iglesia no es el reino. Nótese
que Pablo se dirigió a la Iglesia de Listra, Iconio y Antioquia, y a ellos les
dice que si perseveran en las tribulaciones---¡entrarán al reino! El reino es condicional,
es decir, requiere que cumplamos ciertas condiciones. Una de ellas es vencer
hasta el final de nuestra carrera cristiana, y otra es la “transformación
física” en la Segunda Venida de Cristo, pues “carne y sangre no
pueden heredar el reino de Dios” (1 Corintios 15:50). Como
la iglesia está compuesta por gente de carne y sangre (mortales), todavía no
puede heredar el reino. Pero será trasladada al reino cuando ella sea glorificada
en la parusía.(Mateo 25:31,34).
Pero
regresemos a la pregunta nuevamente. En Romanos 8:30 Pablo dice: “...y
a los que justificó, a éstos también GLORIFICÓ (tiempo pasado)”.
Pregunto: ¿Están ahora los cristianos, glorificados? No de hecho, pero sí por
la fe. En los versos 17-19 Pablo da ha entender que esa glorificación es
aún futura.
Incluso
nuestro Señor Jesús habla de herencias presentes que son futuras. Por ejemplo,
cuando ora por su iglesia, dice: “La gloria que me diste, YO LES HE
DADO, para que sean uno, así como nosotros somos uno.” (Juan
17:22). Pero eso no quiere decir que los cristianos tengan ahora la gloria
realmente. Ya vimos que Pablo afirma que la glorificación es futura
(Leer Romanos 8:18). También Pablo afirma que estamos a la búsqueda
de la gloria (Romanos 2:6,7).
Como
vemos, Pablo tiene una forma de escribir muy interesante. Él habla del futuro
como algo ya presente. Dice que “estamos trasladados al reino del amado
Hijo”, que “estamos resucitados y sentados con
Cristo Jesús en los lugares celestiales”, que “estamos
ya glorificados”, y así por el estilo. Pero ninguna de estas
cosas es una realidad presente en los creyentes sino sólo para Dios. Nosotros
vivimos por fe, y por fe ya tenemos todas las promesas de Dios hoy, aunque se
cristalicen verdaderamente en el futuro.
Pregunta #2:
¿No enseña Pablo en
Hebreos 12:28 “que estamos recibiendo un reino inconmovible”?
Respuesta
Este
pasaje de Hebreos 12:28 fue escrito probablemente por Pablo, quien suele
escribir de cosas futuras como si fuesen presentes. Pues bien, Pablo también
dice en Colosenses 2:6 que los que andan en Cristo “han recibido al Señor
Jesucristo”. Pero, ¿han recibido literalmente a la persona de Cristo?¿Es
que Cristo baja del cielo cada vez que un pecador se convierte a él?¿En qué
sentido se “recibe” el reino y en que sentido se “recibe” a
Cristo? Recordemos que el recibimiento literal de la persona de Cristo se
realizará cuando él regrese al mundo por segunda vez (1
Tesalonicenses 4:17). También es oportuno recordar lo que dice Pablo en 1
Tesalonicenses 2:13. En este pasaje Pablo les dice a los creyentes de
Tesalónica: “Recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros”.
¿En qué sentido se “recibe” la Palabra de Dios? Pues, ¡aceptándola o
creyéndola! En este caso “recibir” puede significar “creer” o “aceptar”.
Por tanto, “recibir un reino inconmovible” quiere decir “creer o
aceptar un reino inconmovible”---¡por la fe!
Finalmente,
el mismo apóstol Pablo habla a los corintios del “evangelio...el
cual también recibisteis”
( 1 Corintios 15:1). ¿Recibir el evangelio? ¿Qué significa eso? Es CREER en el evangelio
(Marcos 16:15,16). Entonces concluimos que “recibiendo un reino inconmovible” no quiere decir
necesariamente que dicho reino ya vino y que lo hemos recibido, literalmente
hablando.
Pregunta #3:
¿Acaso no dijo Juan
que era “copartícipe del reino” en Apocalipsis 1:9?¿No enseña este texto
que el reino ya estaba presente en la época apostólica, en el Primer Siglo de
la era Cristiana?
Respuesta:
Este texto
de Apocalipsis 1:9 no dice que el reino se estableció en el primer siglo de la
Era Cristiana. San Juan sólo dijo ser copartícipe del reino, y no, como suponen
algunos, que ya estaba en el reino. El apóstol Pedro, por su parte, dice que él
también es participante (o sea ‘copartícipe’) de la GLORIA QUE AÚN NO
HABÍA SIDO MANIFESTADA. Sus palabras son como siguen: “..que soy también participante(copartícipe) de la gloria QUE SERÁ REVELADA.”
(1 Pedro 5:1).
Aquí vemos que Pedro participaba también (‘coparticipaba’) de la gloria que
aún no se había manifestado. ¿Cómo se explica
esto? Muy
simple, él lo coparticipaba por la fe y en la esperanza como los otros apóstoles
(Romanos 5:2). Él tenía puesta su mira en el reino, y se aferró a esa creencia
como algo muy suyo. Juan era copartícipe del reino QUE SERÁ REVELADO cuando
Cristo se manifieste nuevamente (2 Timoteo 4:1). Concluimos entonces que coparticipar
del reino y de la gloria no significa que ambas cosas hayan sido ya reveladas. ¡Aún permanecen en el futuro!
Pablo
dice con razón al joven Timoteo: “El labrador, para PARTICIPAR de los
frutos, debe trabajar primero.” ( 2 Timoteo 2:6). Sí, el apóstol Pablo
dijo que uno puede ahora “coparticipar del reino” por la fe. Sin
embargo, debemos trabajar primero para cosechar de sus frutos (p.e. “La
Vida Eterna en el Reino”, Juan 4:36, Mateo 19:16-25).
Pregunta #4:
¿No dijo Jesús que
su reino vendría en pocos días cuando dice: “De cierto os digo que hay algunos
de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino
de Dios venido con poder?” (Marcos 9:1).
Respuesta:
Este
pasaje de Marcos 9:1 tiene su paralelo en Mateo 16:28. El apóstol Mateo
registra estas palabras de Jesús así: “De cierto os digo que hay algunos
de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo
del Hombre venido en su reino.” Aquí Mateo asocia la venida del reino
con LA VENIDA de Jesús, la cual era aún la “bendita esperanza”
para Pablo (Tito 2.13).
Algunos
suponen que el reino se inauguró en Pentecostés (33 E.C), al bajar el Espíritu
Santo en forma de lenguas de fuego sobre los creyentes. No obstante, esta
hipótesis es errada, puesto que en Pentecostés MUCHOS (no ‘algunos’)
fueron testigos de la venida del Espíritu Santo (no del Jesús glorioso).
Recuérdese que Jesús dijo que sólo ‘ALGUNOS’ de los suyos
verían el reino venido con poder. Sólo algunos privilegiados. En Pentecostés,
en cambio, TODOS los discípulos estaban reunidos en el aposento alto
(Hechos 1:12,13; 2:1-4). Es clarísimo que Marcos 9:1 y Mateo 16:28 NADA
tienen que ver con Pentecostés del año 33 E.C.
Lo
cierto es que esta promesa se cumplió seis días después cuando “Jesús
tomó a Pedro, Jacob y Juan, y los llevó aparte a un monte alto, y se
TRANSFIGURÓ DELANTE DE ELLOS; y resplandeció su rostro como el sol, y sus
vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí se les aparecieron Moisés y
Elías, hablando con él.” (Mateo 17:1-3).
Nótese
que aquellos “algunos” fueron Pedro, Jacobo y Juan,
quienes vieron la “venida del reino y la gloria del Rey” (2 Pedro 1:16). No
obstante, esta fue una visión de una gloria aún mayor que vendrá con
Cristo en su segunda venida a la tierra. Para ese entonces Jesús dirá a sus
escogidos: “Venid, benditos de mi Padre: Heredad el reino preparado para
vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:31,34).
En
Lucas 19:11-27 Jesús pronuncia la Parábola de las Diez Minas, la
cual es muy interesante e informativa. Pero: ¿Por qué Jesús pronunció esta
parábola a sus discípulos? La respuesta es sorprendente, y la descubrimos en el
versículo 11: “por cuanto estaba (Jesús) cerca de Jerusalén, y ellos
pensaban que el reino se manifestaría INMEDIATAMENTE.” ¡Aquí está
la razón! Los seguidores de Jesús pensaron erradamente que el glorioso reino de
Dios se establecería inmediatamente. Entonces Jesús pasa a decirles que
antes que se establezca su reino, él tiene que ir al cielo a recibir un
reino y volver (verso 12). Pero Cristo aún no ha vuelto, por
tanto el reino no ha sido establecido aún. Además, Jesús dice que ese esperado
reino se hará realidad para él y su iglesia sólo en su parusía o segunda
venida al mundo (Mateo 25:31,34). Por eso Pablo irónicamente se burla de
aquellos cristianos que creían que estaban reinando sin Cristo, diciendo: “Ya
estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y OJALÁ reinaseis,
para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!” (1
Corintios 4:8). ¡Y esto fue escrito por Pablo varias décadas después
de Pentecostés!
Pregunta #5:
¿No es la profecía de Daniel 2:44 una prueba
definitiva de que el reino de Dios se estableció durante el apogeo del
imperio romano?
Respuesta:
El pasaje de Daniel 2:44 dice: “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un
reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo;
desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre.” Ahora bien, notemos
que Daniel señala que “en
los días de estos reyes” el reino sería establecido en la tierra. Sí, el reino se
establecería cuando DIEZ REYES CORONADOS Y EN SU PODER APARECIERAN EN LA
HISTORIA de Roma. No obstante, cuando cierto grupo de cristianos
llamados “amilenialistas” nos dice que ello ocurrió en el año 33 E.C, no saben
cómo explicar quiénes eran esos 10 reyes en pleno poder y mando en Roma.
Simplemente han dicho que eran 10 césares romanos. Pero Roma no tuvo 10 césares
romanos sino ¡VEINTE! Esto es muy significativo. Además, nunca hubo 10
emperadores o césares romanos gobernando SIMULTÁNEAMENTE. Nótese
nuevamente que dice “en
los días de estos reyes”. La profecía es clara. El reino de Dios se establecería
cuando aparecieran diez reyes o gobernantes en pleno poder en Europa. No obstante,
cuando se produjo el Pentecostés del año 33 E.C, el gobernante o césar romano
de turno era TIBERIO. Sus antecesores ya estaban muertos, y sus sucesores
estaban todavía jóvenes o no habían aún
nacido. Es claro que sólo hubo un césar romano cuando bajó el Espíritu Santo en
Pentecostés---¡No 10!
Daniel 7:7,8 nos revela, además, que de entre los “diez cuernos” (=diez dedos de
Daniel 2:44) salió un undécimo cuerno, delante del cual son arrancados tres
cuernos.. ¿Diremos que el césar romano #11 vio cómo derrocaban----simultáneamente---a
otros TRES césares romanos?¿Tenemos acaso alguna información histórica
de que esto efectivamente ocurrió durante el apogeo o decadencia del imperio
romano?¿Dónde está el documento? Que sepamos, Roma nunca tuvo 3 césares reinando
juntos y que fueran derrocados por otro césar usurpador.
Ahora bien, supongamos por un instante que el reino se estableció en el
primer siglo, durante el apogeo de Roma. ¿Destruyó ese “reino” (= “iglesia de
Cristo”) a 10 reinos y reyes existentes y los consumió? Recordemos que Daniel
2:44 dice que ese “reino celestial” destruye y consume a 10 reinos
existentes (representados por los diez dedos de los pies de la imagen colosal
que soñó Nabuconodosor). Que sepamos, ningún reino del primer siglo destruyó a
otros 10 reinos y sus reyes, y menos, la iglesia de Cristo naciente. Los
césares romanos murieron asesinados o de muerte natural, pero ninguno de ellos
por acción de la iglesia militante, o
por la intervención de algún nuevo imperio. El imperio romano cayó por
su propia decadencia moral y social, unos 400 años después de que se
estableciera la iglesia del Señor. Sólo cuando ya no quede ‘rastro alguno’
de estos reinos, la profecía se habrá cumplido (Leer Daniel 2:35). Pero todavía
existe Roma y sus ruinas antiguas, así como muchas otras. Que sepamos, no hay
registro alguno de la desaparición SIMULTÁNEA de 10 reinos y reyes en el
primer siglo, ni en el segundo, ni en el tercero, ni hoy.
Finalmente, si por “reino” ha de entenderse “La Iglesia
Cristiana”, entonces los otros 10 reinos destruidos ha de entenderse como “10
iglesias destruidas”. Pero, ¿destruyó la iglesia de Cristo naciente a otras
10 iglesias existentes en el primer siglo? ¡Jamás! Al contrario, la iglesia
naciente fue fuertemente perseguida y diezmada por Roma hasta el siglo IV.
Recién con el emperador Constantino (Siglo IV) la iglesia pudo respirar aires
de libertad y paz.
Pregunta #6:
¿No dijo Jesús en Lucas 17:20,21 que su reino
“está entre vosotros”? ¿No prueban estas palabras suyas que el reino estuvo
presente en el primer siglo?
Respuesta:
Lucas 17:20,21 dice así: “El
reino no vendrá con advertencia, ni dirán helo aquí, o helo allí, porque he
aquí que el reino está entere vosotros.” Si lo que Jesús dijo era que el reino
estaba ya establecido en la tierra durante su ministerio, entonces éste no
llegó el 33 E.C sino ANTES. Recordemos que Jesús aún estaba cumpliendo su
misión redentora entre los suyos, y ni siquiera había mencionado la futura
llegada del Espíritu Santo en Pentecostés. ¿Creerán los “amilenialistas” que el reino vino ANTES del Pentecostés
del año 33 E.C?
Ahora bien, en Lucas 21:25,31 Jesús afirma que ANTES de la venida del
reino habría “señales” en el sol, la luna y las estrellas (Lucas 21:25).
Luego Jesús dice: “Cuando
veáis que suceden estas cosas (las señales), sabed QUE ESTÁ CERCA EL REINO DE
DIOS”
(verso 31). Me pregunto: ¿Se contradice nuestro Señor? En el capítulo 17 de
Lucas dice que el reino vendrá sin advertencia (sin “señales”) pero en el
capítulo 21 dice lo contrario. Sin duda Lucas 17:20,21 no debe ser tomado a la
ligera.
Hugh
J.Schonfield, en su libro “El
Complot de Pascua” dice algunas verdades indiscutibles. En la pagina 147 de su libro
comenta este pasaje de Lucas 17:20,21 así: “...dijo a los fariseos que el reino no vendrá permaneciendo
ociosos, en espera de signos. El reino de Dios estaba justo a su lado, delante
de sus narices, listo para aparecer sólo con que ellos quisieran cumplir las
condiciones que lo inaugurarían. Estad vivos, insistía Jesús. El objetivo no se
alcanzará mediante una adormilada asociación con él.”
Hans
Conzelmann: En su libro “La Teología de San Lucas”, página 147 comenta
este pasaje de Lucas 17:20,21 así: “La declaración principal no es que el reino está viniendo,
sino que el reino está siendo predicado por Jesús y hecho manifiesto en su
ministerio. La “venida” en si misma pertenece al futuro, y está separada por un
largo intervalo de su manifestación.”
(Pág.
180).
Finalmente podemos decir que Cristo, como Rey del reino de Dios, fue el
más importante y esencial de sus partes componentes; y usando un lenguaje
llamado SINECDOQUE (el acto de recibir, describe la figura
por la que un vocablo recibe de otro algo, por estar asociado con él mediante
alguna conexión, como cuando se toma la parte en lugar de todo y viceversa) él pudo muy bien
decir que el reino, representado por él mismo, ya estaba verdaderamente entre
los fariseos. No obstante, el reino escatológico aún no se establecería en la
tierra durante su ministerio en Israel.
Pregunta #7:
¿No dijo Jesús que el reino había llegado cuando
expulsaba a los demonios? (Lucas 11:20).
Respuesta:
En Lucas 11:20 Jesús dice: “Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera demonios,
ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros.” Aquí nuevamente
vemos un reino que “ha llegado” antes de Pentecostés. Es un reino que se
manifiesta por el hecho de la expulsión de los demonios de los
poseídos. Jesús asocia la “venida” del reino con la atadura de
los demonios, y con su arrojamiento (Mateo 10:1; 1 Juan 3:8).
Pues bien: ¿No es esto lo que exactamente va a hacer nuestro Señor con Satanás
y sus demonios justo antes de inaugurar su reino milenario? (Leer Apocalipsis
20:1-3). Por eso, cuando Jesús y sus apóstoles ataban a los demonios, daban a saborear
un poco---por así decirlo--- la presencia benefactora del reino futuro
en su ministerio terrestre. El reino de Cristo significará la liberación
humana de las garras satánicas, y el inicio de una nueva existencia en
Cristo.
Pregunta # 8:
¿Por qué dice usted que el reino está
relacionado con el pueblo judío si éste rechazó a su Mesías?¿No dice Jesús que
el reino le sería quitado a Israel y dado a los no judíos, según Mateo 21:43?
Respuesta:
En este texto NO se dice que el reino le sería quitado a Israel para
siempre. En Romanos 11:11,12 el apóstol Pablo dice que la transgresión de
los judíos trajo la riqueza a los gentiles. No obstante, el apóstol
luego pasa a decir que la futura restauración del pueblo judío---y
con él su reino---se traducirá en mayores
bendiciones para los no judíos (gentiles).
El apóstol pasa a decir también que “algunas ramas (no todas) fueron
desgajadas del buen olivo” las cuales fueron reemplazadas por otras
ramas injertadas de un olivo silvestre (Romanos 11:17). Luego Pablo dice
que las “ramas silvestres” (gentiles) no deben enorgullecerse de haber
sido injertadas dentro del buen olivo, pues no son las ramas (gentiles) las que
sostienen al olivo (la nación judía), sino el olivo bueno y su raíz a las ramas
injertadas del olivo silvestre (v.18).
Finalmente Pablo dice, en el verso 24, que Dios injertará nuevamente a las
ramas naturales del “buen olivo” si se arrepienten. Ahora bien, hubo
muchos judíos que permanecieron fieles a Dios, los cuales no fueron desgajados
del buen olivo. Por ejemplo: Todos los apóstoles, sus discípulos hebreos en
Jerusalén y de la diáspora, etc. Ellos no fueron cortados, pertenecían al
pueblo original de Dios. Sólo los infieles fueron cortados para luego ser
reemplazados por los gentiles convertidos. Estos gentiles convertidos se unen
al pueblo elegido de Dios (“buen olivo”), y se nutren igualmente de su rica
savia (las promesas hechas a los padres hebreos). Decir que Dios rechazó
totalmente a su pueblo original, significa que las ramas injertadas no tienen
la rica savia del buen olivo como fuente de sostenimiento, y esto entonces
quiere decir: Desesperanza y la muerte.
Pablo les dice a los gentiles de Efeso lo siguiente: “Por tanto, acordaos de que en otro
tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne...estabais sin Cristo,
alejados de la CIUDADANÍA DE ISRAEL y ajenos a los pactos de la promesa, sin
esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en
otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos ( a la ciudadanía de
Israel) por la sangre de Cristo.” (Efesios 2:11-13). Aquí Pablo aclara más el asunto. Los
gentiles ahora están dentro de la ciudadanía de Israel, el
antiguo pueblo Dios, por medio de Cristo. Ahora los gentiles, como los judíos
elegidos, tienen la oportunidad de beneficiarse de los pactos de la
promesa (“la rica savia del olivo”). Ahora los gentiles injertados a la
nación de Israel (el pueblo de Dios) son conciudadanos de esa
nación de Dios, y ya son miembros de la familia de Dios, y
herederos de Sus promesas. Hay pues un solo Señor, una sola fe, una sola esperanza de nuestra
vocación
(Efesios 4:4). Decir que la esperanza de los fieles hebreos es distinta a la de
los fieles de la Iglesia, es una tesis que no encuentra su apoyo en la Biblia.
Pero también es un grave error decir que Dios rechazó para siempre a su pueblo
al cual desde mucho antes conoció. Dice Pablo sobre este punto así: “Digo, pues: ¿Ha rechazado Dios a su
pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia
de Abraham, de la tribu de Benjamín. NO HA DESECHADO DIOS A SU PUEBLO, AL
CUAL DESDE ANTES CONOCIÓ...” (Romanos 11:1,2). Así que aunque los amilenialistas digan
que Dios rechazó al pueblo elegido Judío, Pablo dice que NO. Y aunque a algunos
les duela, “la salvación viene
de los Judíos” (Juan 4:22)---¡Y lo dijo el judío Jesús!
Si el reino del rey David dejó de existir para dar paso a un “reino
espiritual y celestial”, ¿por qué los mismos discípulos de Jesús le
preguntaron, momentos antes de su ascensión al Padre: “...Señor, ¿restaurarás el reino a Israel
en este tiempo?” (Hechos 1:6). Insistir en un reino monárquico en
Israel por parte de los discípulos hubiera sido una testarudez, si es que en
verdad Cristo abolió para siempre esa esperanza mesiánica. Pero Jesús no
los reprende diciéndoles algo así como: “Me sorprende que me pregunten eso
si ya les enseñé que mi reino es espiritual y celestial”. Pero Jesús no les
dice eso o algo similar. Lo que les dice es que
“no os toca saber los tiempos y las sazones, que el padre
puso en su sola potestad” (v.7). Lo que preguntaron los discípulos era correcto y
válido, y no una tontería como algunos teólogos han sostenido. No creo que
todos los discípulos de Jesús hayan sido malos alumnos como para entender mal
lo enseñado por él acerca el reino, en esos 40 días que estuvo en privado con
ellos, después de su resurrección (Hechos 1:3). Jesús mismo valida la pregunta
contestando que sólo Dios sabe el tiempo cuándo será restaurado el reino
davídico a los israelitas. La pregunta era correcta, pero el tiempo sólo lo
sabe Dios.
Pero los hermanos amilenialistas se olvidan lo que el profeta Ezequiel
dijo concerniente al reino monárquico en Israel. En primer término, el último
rey que tuvo la dinastía de David fue SEDEQUÍAS, quien fuera derrocado por
Nabuconodosor allá por el año 587 A.C. Desde esa fecha hasta hoy la dinastía y
el reino de David quedaron suspendidos en el tiempo. Pero nótese que el profeta
Ezequiel afirma que la corona y la tiara se le dará a un varón
que tiene el derecho a tomarlos (21:25-27). En Hechos 2:29,30 el
apóstol San Pedro revelará que Jesucristo
es aquel varón que se sentará en el trono del reino de David. El
evangelista Lucas dice que Jesucristo recibirá “el trono de David su padre, y reinará
sobre la casa (nación) de Jacob (Israel)
para siempre” (Lucas 1:31-33). Los que dicen que el trono de David está
el cielo, están mintiendo. Lo cierto es que ni David, ni ninguno de sus
sucesores, estuvieron reinando en el cielo sobre el pueblo de Israel. La Biblia
es clara cuando nos dice que David reinó 33 años en Jerusalén, y 7 en Hebrón (1
reyes 2:11).
Pregunta #9:
¿Puede usted demostrar que el reino de Dios se
establecerá en Jerusalén, y que Cristo tendrá su trono en esa ciudad?
Respuesta:
En primer término, el reino de Dios era el reino de David. En 1
Crónicas 28:5 leemos: “Y
de entre todos mis hijos (porque Jehová me ha dado muchos hijos), eligió a mi
hijo Salomón PAR QUE SE SIENTE EN EL TRONO DEL REINO DE JEHOVÁ (DIOS) SOBRE
ISRAEL.”
Aquí está la prueba de que “el trono de David” en Israel era EL REINO
DE DIOS. Pero, ¿Dónde reinó David, Salomón, etc? ¡En Jerusalén! Eso lo
vimos en la pregunta anterior.
Otro texto interesante que prueba que el “reino de David” era “el reino
de Dios” está en 2 Crónicas 13:5,8 que dice: “¿No sabéis vosotros que Jehová Dios de
Israel dio el reino a David sobre Israel para siempre, a él, y a sus hijos,
bajo pacto de sal? Y Ahora vosotros tratáis de resistir al REINO DE JEHOVÁ
en mano de los hijos de David, porque sois muchos...”
No es de extrañar lo que el ángel de Dios le dijo a María en relación
al judío Jesús: “...y
llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y
el Señor Dios le dará EL TRONO DE DAVID SU PADRE; y reinará sobre la casa de
Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.” (Lucas 1:31-33).
Nuevamente se nos dice que Cristo reinará en Israel, y cuya capital es
Jerusalén.
En Mateo 5:34,35
Jesús
dice algo muy interesante que pocos cristianos han advertido: “Pero yo os digo: No juréis en ninguna
manera, ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque
es el estrado de sus pies; ni por JERUSALÉN PORQUE ES LA CIUDAD DEL GRAN REY.” ¿Quién era el “gran
Rey”?¿Herodes? No, sino Jesús mismo. Sí, Jerusalén es la ciudad del gran rey
Jesucristo, él la hará su capital en su reino milenario.
Los discípulos sabían perfectamente que el reino de Dios estaba
estrechamente ligado con la ciudad de JERUSALÉN ( la sede del reino
davídico). En Marcos 11 vemos la historia de la entrada triunfal de
Jesús en Jerusalén. ¿Qué pensaron inmediatamente los discípulos de esa entrada
de Jesús en la ciudad de David? Los versos 10 y 11 nos dicen: “¡Bendito EL REINO de nuestro padre David
que viene!¡Hosanna en las alturas! Y ENTRÓ JESÚS EN JERUSALÉN...” Es clarísimo que los primeros cristianos sí esperaban la
reanudación o la restauración del reino de David en Jerusalén en la persona del
Cristo, su descendiente según la carne. Más adelante los discípulos se verán
precisados a preguntarle si ya era el tiempo de la tan esperada restauración
(Hechos 1:6,7).
Si el reino es ahora la Iglesia de Cristo, entonces no habrá una futura
restauración del reino de David en Israel. Pero esta creencia contradice una
infinidad de pasajes que nos hablan de un reino futuro aún no establecido o
restaurado. Notemos que el reino verdadero será restaurado. Eso
quiere decir que ese reino existió, se suspendió y nuevamente se establecerá
como era antes. ¿Pero existió la iglesia antes de Pentecostés, en los tiempos
de David?¿Fue el reino de David la misma iglesia de Cristo, el cual fue
derrocado por Nabuconodosor en el año 587 AC?¿Derrocó Nabuconodosor a la
iglesia de Cristo en los tiempos de Sedequías?¿Restauró Cristo el reino de Dios
en el 33 E.C? ¿Fue restaurada, o más bien, inaugurada, la iglesia en
Pentecostés? La Biblia habla de que el reino será RESTAURADO como lo fue antes---¡No INAUGURADO! (Hechos 1:6; 3:19-21; Romanos 11:12). Esto es importante. Véase
en el diccionario el significado de la palabra “restauración”. Esto es muy
importante, pues también significa reposición en el trono de una dinastía
caída, depuesta, o derrocada. Esto ocurrirá con la dinastía davídica
aún derrocada. Cristo regresará en gloria para RESTAURAR EL REINO DERROCADO DE
DAVID! (Mateo 25:31,34).
En Jeremías 3:17
se nos
revela que Jerusalén será llamada: “Trono
de Jehová”. En Zacarías 8:3
leemos: “Así dice Jehová:
Yo he restaurado a Sión, y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se llamará
Ciudad de la Verdad, y el monte de Jehová de los ejércitos, Monte de Santidad.” En Zacarías 1:16
también leemos: “Por
tanto, así ha dicho Jehová: Yo me he vuelto a Jerusalén con misericordia; en
ella será edificada mi casa...” El siguiente versículo, el 17, dice: “Clama aún, diciendo: Así ha dicho Jehová
de los ejércitos: Aún rebosarán mis ciudades con la abundancia del bien, y aún
consolará Jehová a Sión, Y ESCOGERÁ TODAVÍA A JERUSALÉN.” “...y Jerusalén será santa, y extraños no
pasarán más por ella.” (Joel 3:17).
Y en Lucas 21:24 Jesús dice de Jerusalén, lo siguiente: “...y Jerusalén será hollada por los
gentiles, HASTA QUE LOS TIEMPOS DE LOS GENTILES SE CUMPLAN.” Pero muchos llamados
cristianos no se han puesto ha meditar en estas palabras proféticas de
Jesucristo. Aquí hay un hecho histórico innegable e indiscutible. Jerusalén ha
sido pisoteada por las naciones e imperios gentiles (no judíos) durante
milenios. Pero Jesucristo afirma que este “hollamiento”(pisoteo)---¡tendrá su fin! (“hasta que los tiempos de los gentiles se
cumplan”).
Entonces, cuando los no Judíos o gentiles dejen de pisotear Jerusalén, los
Judíos tendrán el dominio y el control absolutos de Jerusalén con el Mesías y
su iglesia a la cabeza ( Joel 3:17; Isaías 32:1; Lucas 1:31-33; Mateo 5:34,35).
Ya en Junio de 1967 se dio un gran paso, cuando Jerusalén pasó a manos de los
Judíos, aunque aún seguirá el pisoteo gentil hasta que Cristo regrese a reinar
sobre sus enemigos en Jerusalén (Leer Zacarías 14:1-21).
Pregunta # 10:
¿Acaso no prometió Jesús a sus seguidores el
cielo en Juan 14:1-3?
Respuesta:
Jesús jamás prometió a sus seguidores darles un lugar en el cielo como
morada permanente. Tampoco ninguno de sus apóstoles creyó que iría al cielo
para estar con Dios y Jesús. Fue el filósofo Griego Platón el que sentó
las bases de un alma inmortal que parte de este mundo después de la muerte. Su
filosofía fue mezclada con el pensamiento Hebreo y nació el gnosticismo. Esta secta gnóstica,
muy en boga en los tiempos de Jesús, amenazó a la sana doctrina predicada por
Jesús y sus apóstoles. Los apóstoles, y en especial Pablo y Juan, advirtieron a
las iglesias cristianas en contra de esa secta. Pablo llamó a los gnósticos: “La falsamente llamada ciencia” (“gnosis”)(1
Timoteo 6:20). Los gnósticos decían que la materia era mala y pecaminosa, y que
Cristo no era humano sino que tenía apariencia de hombre. Creían que
existía un plano superior (el “Pleroma”, especie de cielo gnóstico) donde vivían los AEONES
(espíritus puros superiores, entre los cuales estaba Cristo antes de venir al
mundo). Los gnósticos creían que ellos tenían el conocimiento verdadero para
lograr partir a ese plano o dimensión de los espíritus con el alma inmortal.
¿No se parece esto mucho al pensamiento “cristiano” sobre una existencia en el
cielo con Dios, Cristo, y sus ángeles después de esta vida, a través de
nuestras “almas inmortales”? Es muy probable que muchísimos cristianos
sean realmente cristianos gnósticos en este punto.
También Pablo advirtió, que después de su “partida”, entrarían
en el rebaño del Señor falsos maestros que buscarían ganarse el rebaño con
palabras pervertidas (Hechos 20:29,30). Y así fue. Con el correr del tiempo, la
iglesia se corrompe con sus propios malos obispos que se levantan con sus
herejías destructoras. En el siglo IV aparece el obispo “San Agustín de Hipona”, el Padre y Teólogo del catolicismo. Éste distorsiona
radicalmente el verdadero significado del reino bíblico al decir, por vez
primera, en su obra “La Ciudad de Dios”, que el reino era la iglesia católica
Romana. Parece ser que los “amilenialistas católicos”, y “campbelitas
amilenialistas” no han logrado sacudirse del todo de los errores de Agustín de
Hipona.
Algunos dirán: “Bueno, ¿no dice Jesús que “los pobres en espíritu es el reino de los
cielos”?
(Mateo 5:3). Pero tomemos nota que el Señor NO dice que de los pobres en
espíritu es el reino EN (sino “DE”) los cielos”. De modo que lo que
Cristo ofreció a los pobres en espíritu era un reino que tiene su origen en
Dios, y no en los hombres. Viene de Dios como un don o regalo para los
hombres.
Pues bien, regresemos a Juan 14:1-3 de la pregunta. Veamos lo que
verdaderamente dijo el Señor Jesucristo: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también
en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo
hubiera dicho; voy pues a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os
preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mi mismo, para que DONDE YO
ESTOY, vosotros también estéis.”
Muchos estudiantes de la Biblia no se han puesto a pensar en esta
última frase “para que DONDE
YO ESTOY (tiempo presente)”. En las más importantes versiones de la Biblia Inglesa se
vierte este pasaje como “WHERE I AM” en tiempo siempre presente (“donde yo
estoy”). Esta frase es sumamente importante y clave para entender los
versos en cuestión. Jesús está ofreciendo un lugar a sus discípulos “en la casa
de su Padre”. Luego nos dice que él nos tomará para que estemos con él en el
lugar donde ÉL ESTÁ en el momento de pronunciar la promesa. Y, ¿dónde estaba
Jesús cuando pronunció esa promesa? ¿En el cielo? ¿En Marte? No! Él estaba aún
en LA TIERRA, y más exactamente, EN JERUSALÉN. Recuerde que Jesús todavía no
había ascendido al cielo, y aún no había ni siquiera resucitado. Por tanto
Jesús estaba ofreciéndoles a sus seguidores volver a la tierra para estar con
ellos en el lugar donde proclamó su promesa, es decir: ¡En Jerusalén!
Muchos cristianos creen que Jesús nos “llevará al cielo” para
darnos nuestro “lugar” en la casa del Padre. Pero Jesús nunca habló de
llevarnos al cielo en Juan 14:1-3. Usted NO leerá, ni siquiera una vez, de que
iremos al cielo para recibir nuestro “lugar” una vez que esté preparado
por Jesús. Lo que Jesús dijo era que prepararía nuestro lugar en la casa de su
Padre y que luego volvería para estar con nosotros. Lo que NO dijo era
CUÁNDO Y DÓNDE recibiríamos nuestro lugar en la casa del Padre. Él sólo está
ahora ocupado PREPARANDO
nuestras moradas, pero NO nos dice cuándo entraremos en ellas. En Apocalipsis
21 se revela que la “ciudad
santa”
bajará del cielo después del milenio. La ciudad santa de Apocalipsis 21
es descrita por Ezequiel como un edificio (40:2), y como una casa
en 2 Corintios 5:1,2. Esta ciudad o casa canta bajará del cielo, y “Dios estará con los hombres” (Apocalipsis 21:3).
Sólo los salvos entrarán en ella para tomar sus lugares o moradas (Apocalipsis
21:27). También leer Hebreos 11:9,10 donde se nos dice claramente que Abraham
(el padre de la fe) “esperaba
la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.” Y en Hebreos 13:14
Pablo dice: “Porque no
tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos LA PORVENIR.”
Pregunta #11:
¿No dice Pedro, en 2 Pedro 3:10-13, que esta
tierra será destruida por fuego? Si este es el caso: ¿No es lógico concluir que
escaparemos al cielo?.
Respuesta:
Es cierto que Pedro habla de la “destrucción de la tierra por fuego”,
de la misma manera que Dios dijo de la tierra de la época de Noé. En Génesis
6:13 leemos algo interesante: “Dijo,
pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de
violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré CON LA TIERRA.” Nótese que Dios iba a destruir a todo hombre y animal...¡y la tierra misma! Pero: ¿Llegó Dios a
destruir a los hombres impíos de entonces junto con el planeta tierra? Por
cierto que no. La tierra sigue siendo la misma desde su creación. En realidad
es una forma superlativa de hablar de Dios indicando la severidad de
su castigo.
En 2 Pedro 3:10-13 leemos: “Pero
el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán
con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán desechos, y LA TIERRA Y
LAS OBRAS QUE EN ELLA HAY SERÁN QUEMADAS.” ¿No son semejantes Génesis 6:13 y 2
Pedro 3:10-13? Si la primera tierra PRE-diluviana no fue literalmente
destruida, ¿porqué tendría que serla ésta? Es claro que lo dicho por Dios ha de
entenderse como la severidad y firmeza de su castigo, la erradicación del mal,
de los malos, y de sus obras (casas de juego y de citas, bares, fábricas de
cigarrillos y de cerveza, fábricas de armas y bombas, etc). En el verso 13 se
habla de “nuevos cielos y nueva tierra” Esta forma de dicción no es rara en la
Biblia, pues también encontramos la expresión “nueva criatura” en 2 Corintios
5:17, aunque persistan aún los viejos defectos (miopía, cojera, cicatrices,
etc). En Efesios 4:24 encontramos la expresión “nuevo hombre” (pero sólo en lo
moral y espiritual). En Romanos 6:4 encontramos la frase “nueva vida” (pero siempre en el sentido moral y
espiritual).
Y Para terminar diré que 2 Pedro 3:13 tiene relación con Isaías
65:17 que dice: “Porque
he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá
memoria, ni vendrá más al pensamiento.” Pero lo interesante del caso es que Dios sigue diciendo
en los siguientes versículos (18-25) que: “traigo a Jerusalén alegría...y me
alegraré con Jerusalén.” Estas palabras
indican que finalmente el planeta no será destruido, pues seguirá
existiendo Jerusalén como una ciudad de gozo y alegría, en contraste con la
actual Jerusalén agitada y convulsionada por los conflictos internos y
externos.
Pregunta #12:
¿Acaso no dice la Biblia que Cristo vendrá para
entregar su reino al Padre según 1 Corintios 15:24?
Respuesta:
Cristo entregará su reino al Padre, pero: ¿Cuándo? Esta es una pregunta
importante. Lo que la Biblia sí dice verdaderamente es que Jesús, al volver a
la tierra, dará su reino a sus discípulos (no ha Dios)(Mateo 25:31,34;
Daniel 7:13-18). Sí, la iglesia, compuesta por judíos y gentiles fieles,
recibirá el reino de Cristo al volver él al mundo otra vez. Esta es la verdad
bíblica. No obstante, será después que Cristo haya reinado por mil años que él
devolverá el reino al Padre; cuando haya puesto a sus enemigos por estrado de
sus pies, incluyendo LA MUERTE misma (Salmo 110:1; 1 Corintios 15:25). Y,
¿Cuándo será vencida la muerte?¿En la segunda venida de Cristo? ¡No! Según la
Biblia ella será destruida al finalizar el milenio de Cristo. La
respuesta está en Apocalipsis 21:4. Esto significa que Cristo no va a devolver
el reino al Padre inmediatamente después de volver a la tierra, sino después de
los mil años de su reinado. Mientras tanto, Jesucristo estará reinando sobre
sus enemigos (Salmo 110:1-5), siendo el último destruido: La muerte.
Otra de las pruebas bíblicas que señalan claramente que la muerte
reinará hasta el final del milenio es que “los otros muertos no llegaron a vivir hasta que se
cumplieron los mil años.” (Apocalipsis 20.5). Habrá muertos al final de los mil años
del reinado de Cristo. La muerte imperará en la tierra hasta el final de esa
fecha memorable que es llamada: “Milenio” (Apocalipsis 20:14). Después del
milenio bajará “La Nueva Jerusalén” y acabará el imperio de la muerte
(Apocalipsis 21:4; 20:14). También en este periodo el diablo será castigado
definitivamente con la muerte. Y además, la muerte y el Hades serán arrojados
al lago de fuego junto con el diablo y sus ángeles. Todo esto ocurre al final
del milenio o del reino de Cristo. Los hermanos amilenialistas debieran
reflexionar mejor sobre este pasaje antes de sacar conclusiones inexactas.
Recordemos que “un texto sin el contexto es un pretexto”. Ir más allá de
lo que está escrito es peligroso.
Pregunta #13:
¿No dice Pablo que nuestro destino son “los
lugares celestiales” en Efesios 2:6?
Respuesta:
Tomemos nota que pablo habla de “los lugares celestiales” en Efesios 2:6. Y, ¿dónde están esos “lugares celestiales”? La
respuesta, creo, la da Jesús en Juan 14:2,3---¡En la casa de Su Padre!
Por tanto, los “lugares celestiales” tienen que ver con las “muchas moradas” de
dicha casa, en donde Jesús se ha ido a preparárnoslas. Sin embargo, Pablo NO
dice que iremos al cielo para ingresar a nuestras “moradas celestiales”.
Pongamos un ejemplo un poco fantástico. Si una nave marciana bajara a
la tierra, y yo fuera invitado por la tripulación marciana a ingresar a ella
para ver su interior, pregunto: ¿No estaría yo en un “lugar marciano”
en la misma tierra? Y si viera yo en su interior sus compartimentos,
pregunto nuevamente: ¿No serían esos compartimentos “lugares o compartimientos
marcianos” en la tierra?
De igual modo, cuando baje la casa celestial a la tierra, con todas sus
moradas o lugares, los que ingresen a ella estarán ingresando a
sus lugares o moradas
celestiales---¡en la tierra!. Algo celestial o “extraterrestre” se posará en la nueva
tierra, y sus interiores o moradas seguirán siendo celestiales aunque estén en
la tierra. Sí, en la nueva tierra entraremos a los “lugares celestiales” de la
casa de Dios.
Pregunta #14:
¿No dice claramente San Pedro que tenemos RESERVADA
nosotros una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible EN LOS
CIELOS? (Ver
1 Pedro 1:4).
Respuesta:
Nuevamente tampoco Pedro está diciendo que subiremos al cielo para
recibir nuestra herencia que está RESERVADA allí. Sencillamente está reservada
en los cielos. Si por ejemplo decimos que el dinero del pago de los
trabajadores está reservado en la bóveda del banco, ¿significa eso que los
trabajadores tendrán que ingresar a la bóveda del banco para que se les pague?
No necesariamente. Lo usual es que el cajero retire el dinero de dicha bóveda y
proceda a pagar a los trabajadores en la oficina del personal. De igual manera,
cuando Jesús vuelva a retribuir a sus siervos, él retirará nuestra herencia de
los cielos y la traerá a la tierra. (Leer 1 Pedro 5:4; 2 Timoteo 4:8;
Apocalipsis 22:12).
El sabio rey Salomón dijo sobre este asunto, así: “Ciertamente el justo será recompensado
en la tierra...” (Proverbios 11:31). En otra parte Salomón dice también: “El justo no será removido jamás (de la
tierra)...” (Proverbios 10:30). Estos textos contradicen la enseñanza que dice que
los salvos serán retribuidos en el cielo cuando mueran.
Pregunta #15:
¿No prometió el Señor Jesús que nos arrebataría
con él mismo al cielo, en 1 Tesalonicenses 4:17?
Respuesta:
El apóstol Pablo no está diciendo tampoco en este texto, que seremos
arrebatados al tercer cielo, sino EN LAS NUBES. No está hablando de que seremos
arrebatados al cielo, sino “EN
LAS NUBES PARA RECIBIR AL SEÑOR EN EL AIRE, y así estaremos siempre con el
Señor.” Para nada se hace
mención del cielo en este versículo, ni se nos promete estar con Cristo en el
cielo. Pablo está hablando de que seremos “arrebatados en las nubes” y de
“recibir al Señor en el aire”---¿Para qué?¿Acaso para que Jesucristo nos reciba
y nos lleve con él al cielo? ¡No! Pablo es claro al decir que nosotros LE
RECIBIREMOS A ÉL EN EL AIRE
cuando
regrese a la tierra (¡no al revés!). ¿Qué
importancia tiene este detalle? Veamos el pasaje y analicemos su contenido.
Si la iglesia recibirá al Señor en el aire es para acompañar a Jesús en
su descenso a la tierra, ¡no al revés! Por ejemplo, si el presidente del Perú
sale a recibir en palacio al Presidente de los Estados Unidos, ¿se irá el
Presidente del Perú con el presidente Estadounidense a la Casa Blanca para la
entrevista? Otro ejemplo: Si mi amigo viene a visitarme desde los Estados
Unidos, y yo salgo a recibirle en el aeropuerto limeño, pregunto: ¿Me iré con
él a su casa en los Estados Unidos, subiendo inmediatamente en el avión que lo
trajo a Lima? ¡Claro que no! Si yo lo recibo es para traerlo a mi casa o a
un hotel, y disfrutar de su compañía durante su estancia en mi país. Igual
ocurrirá con la Segunda Venida de nuestro Señor Jesucristo en las nubes de
nuestra atmósfera. Nosotros saldremos a RECIBIRLE en las nubes para acompañarlo
en su descenso a nuestro planeta. Entonces Jesús será escoltado por su gloriosa
iglesia hasta el lugar donde se localizará su trono de gloria, es decir,
JERUSALÉN (Mateo 5.33-35; Jeremías 3:17; Zacarías 14:4).
Pregunta #16:
En Juan 13:36 Jesús le dice a Pedro que él no le
podía seguir al lugar a donde iba, pero que le seguiría después. ¿No le estaba
prometiendo Jesús---el tercer cielo----a Pedro para después de su
muerte?.
Respuesta:
Jesús no le estaba prometiendo a Pedro el cielo para después de su
muerte. Lo que verdaderamente Jesús estaba diciendo era que estaba muy próximo
su sacrificio en la cruz del Calvario, y que después Pedro le seguiría en su
martirio. Lo que Jesús estaba profetizando para Pedro era su muerte en
el martirio en un futuro no muy lejano. Según el verso 37, parece que Pedro le entendió perfectamente a Jesús, y le
responde: “...Señor, ¿por
qué no te puedo seguir ahora? MI VIDA PONDRÉ POR TI.” Precisamente años
más tarde Pedro moriría en el martirio, crucificado de cabeza en una cruz.
Pregunta #17:
¿No dijo el apóstol Pedro que Dios lo
preservaría para su reino celestial? ¿No creyó Pablo que había un reino en el
cielo (2 Timoteo 4:18)?
Respuesta:
En este pasaje Pablo NO dice que iría al cielo para entrar en el “reino
celestial”. Lo que Pablo creía era que Dios lo preservaría o guardaría para su
reino DE los cielos (“celestial”). Él NO dijo que Dios lo preservaría para su
reino EN los cielos en ningún momento, sino para un reino de “inspiración
celestial”, o de “origen celestial”.
En Hebreos 11:14-16 Pablo habla de una “patria celestial”,
la cual, según el verso 16, es UNA CIUDAD. En Hebreos 11:14 el apóstol
sigue diciendo que esta ciudad o “patria celestial” está por venir o por descender
según Apocalipsis 21:2,3. Sí, la ciudad o “patria celestial” estará ¡en la
tierra!.
En Lucas 2:8-13 vemos que a los pastores del campo se les aparece un ángel
del Señor que les anuncia que ha nacido el Salvador, Cristo el Señor. Y el
versículo 13 nos dice que repentinamente apareció con aquel ángel una multitud
de las “huestes
celestiales” que alaban al Señor, y decían: “Gloria en las alturas...” Aquí vemos nuevamente a “huestes celestiales”---¡en la tierra!
En conclusión, cuando la Biblia nos dice que heredaremos “el reino celestial”, ello no quiere
decir que iremos al cielo para entrar en él. Ya hemos visto como “cosas y seres
“celestiales” estuvieron aquí, en la tierra. ¿Acaso no puede bajar “el reino
celestial” a la tierra así como lo hicieron
“el pan celestial (Jesucristo)”, y “las huestes celestiales”? ¡Claro que
sí! Ah, un ejemplo más. Después de resucitar de la tumba, Jesús recibió un “cuerpo
celestial” (Leer 1 Corintios 15:40,49). Con ese “cuerpo celestial” nuestro Señor estuvo
en la tierra por 40 días (Hechos 1:3).
Pregunta #18:
¿No dijo acaso el apóstol San Pablo que nuestra
CIUDADANÍA ESTÁ EN LOS CIELOS (Filipenses 3:20)?¿No significa entonces que
viviremos en el cielo?
Respuesta:
La palabra “CIUDADANÍA” usada por Pablo, se relaciona con la palabra
CIUDAD(anía). En la Santa Biblia
aparece claramente una “CIUDAD CELESTIAL” (o “PATRIA CELESTIAL”) que estará en
la tierra (Apocalipsis 21:2,3). También se nos informa que entraremos a ella,
una vez que se establezca en la “nueva tierra”. Pablo sostiene que la ciudad
está POR VENIR (Hebreos 13:14). También Pablo sostiene que el fiel Abraham “esperaba la ciudad que tiene
fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Hebreos
11:8-10).Mientras tanto, “nuestra
ciudadanía está en los cielos” hasta que venga a nosotros a la tierra. En tanto que
nuestra “ciudad” o “patria” permanezca en los cielos, podremos decir que
nuestra ciudadanía seguirá estando en los cielos.
Pregunta #19:
¿En que parte de la Biblia dice que Cristo va a
pisar este mismo planeta nuevamente?
Respuesta:
En Hechos 1:11 los ángeles les dicen a los discípulos, quienes
instantes antes habían visto al Señor subir al cielo, lo siguiente: “Varones Galileos, ¿por qué estáis
mirando al cielo? ESTE MISMO JESÚS, que ha sido tomado de vosotros al cielo,
ASI VENDRÁ COMO LO HABÉIS VISTO IR AL CIELO”. Aquí se profetiza que el mismo Jesús
resucitado, que había permanecido con sus discípulos 40 días en la tierra
(Hechos 1:3), volverá DE LA MISMA FORMA O MANERA EN QUE SE HABÍA IDO AL CIELO.
Esto se explica de este modo. Según el verso 12, Jesús había ascendido
al Padre desde el MONTE DE LOS OLIVOS, hasta que una nube lo tapó de la
vista de los discípulos (v.9). Ahora bien, Jesús, al volver, descenderá del
cielo a las nubes del cielo, y de las nubes del cielo AL MONTE DE LOS OLIVOS
(Zacarías 14:4). Si Jesús al volver, sólo se quedara en las nubes, sin
descender hasta el Monte de los Olivos, entonces JESÚS NO ESTARÍA EN VERDAD
VOLVIENDO DE LA MISMA MANERA COMO ÉL SE FUE, O COMO LO HABÍAN VISTO IRSE
SUS DISCÍPULOS.
Si una persona hubiera podido tomar una película de ese magno suceso de
la ascensión d Jesús al cielo, y luego pusiera en reversa o retroceso la
película, entendería exactamente cómo será el futuro regreso de Jesús al mundo.
No obstante, no precisamos del auxilio de una cámara de video o de una película
para entender lo que explicamos. Aceptemos el hecho de que la ascensión de
Jesús al cielo NO comenzó en las nubes, sino en EL MONTE DE LOS OLIVOS. ¿No es
interesante que el profeta Zacarías diga que sus pies se posarán nuevamente en
el Monte de los Olivos y éste se partirá en dos?¡Esto no sucedió en la primera
venida de Cristo! (Leer Zacarías 14:4).
Lo que Jesús dijo en Mateo 5:34,35 nos lleva la conclusión de que Cristo hará de Jerusalén
su ciudad real...¡Su trono!. El profeta Jeremías dice que en aquel tiempo (de
la restauración del reino) llamarán a Jerusalén TRONO DE JEHOVÁ (3:17). El
Salmo 67:4 dice que Dios
pastoreará a las naciones EN (no “DE”) la tierra. En Apocalipsis 5:10
leemos: “Y los has hecho
reyes y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán sobre la tierra.” En Apocalipsis
20:4,6 dice que estos
reyes y sacerdotes reinarán con Cristo mil años en la tierra.
En el Salmo 122:3-5 encontramos la información de que los tronos
de los “reyes y
sacerdotes” estarán en Jerusalén. Por tanto, el trono del “Rey de reyes” estará
también allí. Jesús dijo que “Jerusalén
es la ciudad del gran Rey” (Mateo 5:34,35).
En Juan 14:2,3 el Señor Jesús prometió a sus discípulos que
ellos estarían con él en la tierra de Israel. Él dijo: “PARA QUE DONDE YO ESTOY (la tierra de
Israel) vosotros también estéis”. Y en la profecía de Jeremías 23:5 leemos: “He aquí que vienen días, dice Jehová, en
que levantaré a David renuevo justo, y reinará como rey, el cual será dichoso,
y hará juicio y justicia EN LA TIERRA” ( También 33:15). Y en Romanos 4:13 dice que
Jesús será “EL HEREDERO
DEL MUNDO.”
Según el Salmo 37:29 “Los
justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella”. Ahora bien: ¿Es Jesucristo
el MAYOR JUSTO? ¡Sí! (Leer 1
Juan 2:1). Y si Jesús es también JUSTO, ¿qué heredará él y dónde vivirá?
¡La tierra y en la tierra!. En el Salmo 85:9 se complementa lo anterior
diciendo que LA GLORIA HABITARÁ LA TIERRA. Y, ¿cuál GLORIA? ¡La gloria del
Señor Jesucristo! (Mateo 16:27; 24:30; Juan 1:14; 17:24; Colosenses 3:4). Por
tanto: ¡Jesucristo habitará en la tierra!
En 2 Samuel 23:3 dice: “El
Dios de Israel ha dicho: Habrá un justo que GOBIERNE ENTRE (no “SOBRE”) LOS
HOMBRES, que GOBIERNE en el temor de
Dios.” Sí, Jesús será aquel
justo varón que gobierne en medio o entre los hombres en este planeta. ¡Eso
dice la Biblia! Además, David dice en su Salmo 140:13 que LOS RECTOS
morarán o habitarán en la presencia del rey. Pero: ¿Dónde morarán LOS RECTOS en
la presencia del rey? No puede ser el cielo porque Salomón escribió en Proverbios
10:30: “EL JUSTO NO
SERÁ REMOVIDO JAMÁS; pero los impíos NO HABITARÁN LA TIERRA.” La conclusión lógica
y bíblica es que los rectos habitarán la tierra y estarán en la misma presencia
del rey en la tierra. Dice Salomón: “LOS
RECTOS HABITARÁN LA TIERRA, Y lOS PERFECTOS PERMANECERÁN EN ELLA.” (Proverbios 2:21).
¡Aquí está la evidencia! Y, ¿Quiénes son los PERFECTOS que permanecerán en la
tierra? ¡Los cristianos! (Leer 2 Timoteo 3:17; Colosenses 1:28).
Jesús dice que “los
mansos heredarán la tierra” (Mateo 5:5),. Pero más adelante dirá: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y
aprended de mi, QUE SOY MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN...” (Mateo 11:29).
Notemos que Cristo es también el mayor MANSO del mundo. Esto quiere decir que
él HEREDARÁ LA TIERRA (comparar
con Romanos 4:13). Él fue claro al decir que “los MANSOS heredarán la tierra (¡no el cielo!).”
Pregunta # 20:
¿Qué otra prueba existe de que el reino de Dios
NO es la Iglesia de Cristo?.
Respuesta:
Lo más sencillo es sustituir la palabra ‘reino’ por ‘iglesia’ de los textos
bíblicos más importantes. Si reino e iglesia son equivalentes, no tendrá porqué
cambiar el sentido del texto bíblico que habla de él. Veamos algunos ejemplos:
Lucas 19:11:
“Dijo, pues: Un
hombre noble se fue a un país lejano para recibir UNA IGLESIA y volver.
Comentario:
Notemos que al cambiar la
palabra ‘reino’ por ‘iglesia’ en este pasaje, obtenemos un
absurdo. ¿Recibió Cristo una iglesia en el cielo? o ¿Se instituyó la iglesia en
el cielo?¿Hemos bajado del cielo como
“la iglesia de Cristo”?
Lucas 12:32:
“No temáis
manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido DAROS la iglesia”.
Comentario:
Aquí hemos sustituido la palabra ‘reino’ por ‘iglesia’ y hemos obtenido
algo absurdo. En primer lugar, Jesús se dirige a sus apóstoles---¡a los cuales
se les DA EL REINO!. No dice Jesús que al Padre le ha placido “HACEROS EL REINO”, sino “DAROS EL REINO”. El sentido es diferente. Si
la iglesia es el reino, y ella está compuesta por los apóstoles y demás
discípulos, ¿cómo podrían SER ellos “el reino de Cristo” y RECIBIR al mismo
tiempo el reino? ¿Cómo podían los apóstoles recibir un reino y ser parte de él
al mismo tiempo? Si la iglesia es verdaderamente el reino, entonces Jesús debió
decirles a sus apóstoles que al Padre “le ha placido HACEROS el reino o
iglesia”. Pero no fue así, sino que dijo: “Le ha placido DAROS EL REINO”!
Mateo 6:10:
“Venga tu
iglesia, hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.”
Comentario:
Los que creen que la iglesia es el reino, tendrán que mutilar
esta parte del “Padre Nuestro”; pues si el reino ya vino en el 33.d.C,
¿para qué seguir pidiéndolo? Pero lo cierto es que esta parte de la oración
está tan vigente como el resto de las peticiones en el “Padre Nuestro”. Así,
pedir por la venida del reino es tan importante como pedir perdón por nuestras
ofensas, o por el pan diario.
Por otro lado, si reemplazamos
‘reino’ por ‘iglesia’ tendríamos: “Venga tu iglesia, hágase tu
voluntad...” Sí, “Venga
tu iglesia”---¿De dónde?¿Cómo? Si los discípulos vendrían a ser la misma iglesia
de Cristo: ¿Por qué tendrían que pedir por la venida de una iglesia? ¡No
tiene mucho sentido que digamos!
Mateo
25:31,34:
“Cuando
el Hijo del Hombre venga...entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid,
benditos de mi Padre HEREDAD LA IGLESIA preparada para vosotros desde la
fundación del mundo.”
Comentario:
Aquí hemos reemplazado ‘reino’ por ‘iglesia’
y encontramos algo muy extraño. Es un asunto muy importante que no podemos
pasar por alto, y es que hay una reino (iglesia para los amilenialistas) que se
preparó desde la fundación del mundo, y que será heredado por la iglesia en la ‘parusía’ o Segunda Venida de
Cristo. ¿UNA IGLESIA que hereda UNA
IGLESIA?¿Cómo
es posible esto? Por eso creemos que la iglesia y el reino son dos cosas muy
diferentes.
Juan 3:3:
“Respondiendo Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo,
que el que no naciere de nuevo no puede ver la iglesia de Dios.”
Comentario:
En este pasaje también hemos sustituido ‘reino’ por ‘iglesia’
y hemos obtenido un absurdo total. ¿Cuál es ése? Si el reino es la iglesia, y
ésta sólo puede ser vista por hombres “renacidos”: ¿Cómo es posible que
cualquier hombre mundano o no convertido pueda ver, e incluso entrar,
en la iglesia de Cristo? Muchos NO renacidos pueden ver con sus ojos, y entrar
con sus pies a la iglesia de Cristo sin dificultad. Esto me lleva a la
conclusión de que el reino e iglesia ---¡NO son sinónimos!. Hay un reino futuro
en el cual los impíos ni verán ni entrarán---¡Sólo los renacidos!
Hechos 14:22:
“...es necesario que a través de muchas tribulaciones
entremos en la iglesia de Dios.”
Comentario:
Aquí en este pasaje hemos sustituido la palabra ‘reino’
por ‘iglesia’ y hemos obtenido algo interesante. Notemos que Pablo se
dirige a creyentes de Listra, Iconio y Antioquia. A estos hermanos, de las
iglesias de Cristo en esas ciudades, les exhorta a que permanezcan fieles a
pesar de las tribulaciones, a fin de que puedan “ganar su entrada a la
iglesia de Dios”. Esto es muy extraño,
pues Pablo se dirige a iglesias cristianas ya constituidas. ¿Cómo entrarían las
iglesias de Iconio, Listra y Antioquia a la iglesia misma?¡No lo entendemos!
Aquí se vuelve a demostrar que el reino de Dios es diferente a la iglesia de
Cristo.
1 Corintios 15:50:
“Pero
esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar la iglesia de
Dios, ni la corrupción hereda a incorrupción.”
Comentario:
Aquí, al reemplazar la palabra ‘reino’ por ‘iglesia’
nos hallamos con un serio problema. Y es que si a la iglesia no se puede pertenecer en la carne y en la
sangre, ¿por qué aún están en la carne y la sangre los miembros de la
iglesia de Cristo? Obviamente algo no anda bien con la interpretación
‘amilenialista’ del reino.
Hechos 1:6:
“Entonces los que se habían reunido le
preguntaron, diciendo: Señor restaurarás la iglesia a Israel en este tiempo?”
Comentario:
Aquí resulta una extrañeza al reemplazar ‘reino’ por ‘iglesia’,
pues: ¿Acaso la iglesia tiene que ver con Israel? Cómo es eso que la iglesia
será restaurada a Israel? Es obvio que reino e iglesia son dos cosas
diferentes. El reino fue antes que la iglesia.
Los ‘amilenialistas’ se encuentran en serios apuros
cuando tienen que responder a toda esta argumentación bíblica consistente. El amilenialismo
deja sin horizontes y sin entendimiento sobre los sucesos mundiales de hoy.
Prácticamente han anulado muchísimas profecías bíblicas del futuro (Leer Proverbios
29:18). Para ellos casi todas las profecías bíblicas ya se han cumplido.
Han dejado de comprender los acontecimientos mundiales del presente y del
futuro. Prácticamente están el medio del mar sin mapas y brújulas, y...¡están a
la deriva!
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