EL REINO DE DIOS---¿QUÉ ES?
Un estudio concienzudo acerca de la
predicación de Jesucristo y sus apóstoles
referente a un nuevo orden mundial que Dios inaugurará en la nueva tierra.
La Predicación de
Jesucristo y sus Apóstoles
En
el libro del evangelista Marcos (1:1,14,15), y en el de Mateo (4:17)
leemos que Jesús comenzó su ministerio en Galilea, predicando “El Evangelio
del Reino”, y diciendo: “el tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios
se ha acercado: arrepentíos y creed en el evangelio.” Este
evangelio del reino era el CENTRO
de su mensaje y la razón de su venida. En Lucas 4:43 Jesús revela
que le era necesario anunciar a otras ciudades el evangelio del reino de
Dios, porque para esto fue enviado. Los cuatro evangelistas incluyen en sus
escritos o evangelios, más de 60 ocasiones diferentes en las que Jesús se
refirió al reino de Dios. Incluso en los Hechos de los Apóstoles, la
frase “el Reino de Dios” aparece 6 veces. El apóstol Pablo se refiere 9
veces al reino de Dios. Por tanto, el reino de Dios merece una especial
consideración y estudio bíblico profundo, pues es profusamente mentado en toda la Biblia , y en particular, en
el Nuevo Testamento.
“El Reino de los
Cielos”
El evangelista
y apóstol Mateo, opta por hablar de: “El Reino de los Cielos”,
cuando los otros tres evangelistas hablan de: “El Reino de Dios”.
Solamente en 4 ocasiones Mateo usa la frase “El Reino de Dios” (6:33;
12:21,28,31,43), en tanto que la frase “el Reino de los Cielos”
aparece 32 veces en su evangelio. Generalmente se explica la preferencia de
Mateo por esta última frase para denotar el carácter CELESTIAL
del reino, vale decir, que proviene de ARRIBA, como un DON
DE DIOS y no como una
creación meramente humana y perecible.
La
lengua nativa de los judíos, en los tiempos de Cristo, era el arameo,
un dialecto semítico muy cercano al hebreo. Jesús habló este dialecto en toda
su predicación y enseñanza doctrinal. Sus dichos, tal como están registrados en
los evangelios, fueron vertidos del vernáculo al griego, que era el idioma
literario de la época. El respeto que tenían los judíos hacia el nombre de Dios
hacía que evitaran pronunciarlo. Temían incurrir en alguna frase que pudiera
considerarse uso vano del nombre de Dios, y en consecuencia recurrían a
substitutos: “Los cielos” era uno de los más empleados. Y es casi
seguro que el mismo Señor lo haya usado también para evitar herir las
susceptibilidades de sus paisanos. De este modo el evangelista se adapta a la
peculiaridad de su público, y así hacer accesible el mensaje entre su propio
pueblo.
El Significado
de “Basileia”
En su
expresión concreta, “basileia” quiere decir “domino”,
“territorio”, “reino”, o “el pueblo sobre el cual gobierna el rey.” En su
expresión abstracta denota “soberanía” y “poder real”.
En términos concretos “baseileia” denota un nuevo orden, material y social,
que será establecido mediante Cristo. Abstractamente podría denotar el
reino de Cristo “en el corazón de los creyentes” mediante la vida,
muerte y resurrección de su rey Jesucristo.
El Reino de Dios en el
Antiguo Testamento
La expresión “el Reino de Dios” no aparece en el
Antiguo Testamento aunque sí “El Reino de Jehová”, que es lo
mismo, pues Jehová es Dios (ver 1 Crónicas 28:5). Y el salmista David habla de
Jehová como un rey que tiene un trono y un reino
(103:19). También en el Antiguo Testamento el significado del reino de Jehová
se puede entender de dos maneras: Que Dios ya es un rey, y que reina sobre toda
la tierra habitada y sus naciones que de alguna manera hacen su voluntad.
Segundo: como un gobierno de Dios futuro en donde el mal será
totalmente erradicado junto con los enemigos de Dios. Los profetas vislumbraron
esa era maravillosa cuando Dios ejecute juicio en la tierra y por fin
establezca la paz y la justicia eternas. El mundo, finalmente, será hermoso
como en el paraíso edénico, antes de la caída de los primeros padres humanos.
Para ese entonces, Israel vivirá en paz con sus vecinos, y las guerras y
miserias en la tierra quedarán en el olvido. Jerusalén será el centro del
reinado del Mesías, el representante legal de Dios, que educará a las naciones
en el conocimiento de Jehová (Isaías 9:6,7; 11:1-12; 24.23; 65:17-25; Miqueas
4:1-5).
Los Judíos de la época de Jesús esperaban la venida del
reino de Jehová (Dios). Muchos de los escritores apocalípticos esperaban que
Dios estableciera su reino de manera espectacular con demostraciones de poder,
trayendo la salvación a su pueblo y el castigo de sus enemigos. Los llamados CELOTES
pensaban que el reino vendría más rápidamente si ellos lo precipitaban por
acciones políticas violentas. Los FARISEOS, en cambio,
creían que el reino vendría cuando el pueblo elegido de Dios obedeciera la ley
de Dios fielmente. Todas estas expectativas prepararon la escena para la
aparición de Juan el Bautista en el desierto proclamando que el Señor había
llegado, y que “el reino de los cielos se había acercado” (Mateo
3:1-6).
Agustín de Hipona escribió en su obra ‘De
Civitate Dei’ (La
Ciudad de Dios) que la Civitate terrena (La Ciudad del Mundo), la cual
se compone de todas las fuerzas y personas malas, encuentra su expresión
histórica en la iglesia. En realidad, al identificar Agustín el reino con la
iglesia militante, lo que estaba diciendo es que el reino milenario de Dios
había sido inaugurado con la primera venida de Cristo,
hace dos milenios.
Los reformadores hicieron suyo el énfasis espiritual del
reino de Agustín llevándolo al “corazón” del creyente. No
obstante, los reformadores esperaban igualmente la manifestación visible
de dicho reino con la segunda venida de Cristo al mundo.
En el llamado periodo moderno de la historia de la Iglesia , se han producido
una serie variada de ideas que desarrollan las diversas líneas anteriormente
mencionadas. Johannes Weiss y Albert Schweitzer hicieron
frente a un fuerte liberalismo que intentó eliminar el elemento escatológico
del reino predicado por Jesús, y el cual era su mero núcleo vital. Según Weiss
y Schweitzer, el reino, para Jesús, era una realidad totalmente FUTURA,
apocalíptica, que aparecería al final de la historia humana, mediante la acción
poderosa y sobrenatural de Dios. Afirmaron que la idea de una presencia actual
del reino era un invento de los autores de los evangelios y que no debía
considerarse como auténtica enseñanza de Jesús. Su interpretación del reino es
conocida como “escatología consistente” o “coherente”.
Para Harnack, el reino de Dios era el gobierno
divino en “el corazón de los santos”. Para él, el reino es
el poder que obra en el interior de la vida humana. Dobschütz, Muirhead,
Wellhausen, y Sharman han insistido, del mismo modo, en sostener que la
dimensión escatológica NO era esencial en la enseñanza de Jesús,
o que francamente se trata de un agregado que sus primeros discípulos o la
iglesia primitiva creyeron necesario hacer al mensaje. F.C.Grant
también rechazó el factor futurista del reino, afirmando que éste debía
entenderse solamente en términos de una “redención social”.
A.B. Bruce y James Orr no toman en cuenta el factor
futurista del reino, considerándolo más bien sólo simbólico, o “en el
corazón de los hombres”, el cual produciría una transformación
social radical a medida que aumentara el número de creyentes. Cuando
todas las áreas de la vida y el pensamiento hayan sido penetradas y regeneradas
mediante el poder del reino, entonces “éste habrá llegado”.
Rudolf Otto, en su libro ‘El Reino de Dios y el
Hijo del Hombre’, ve el reino como una esperanza futura, pero que de alguna
manera ya se ha presentado en la persona y ministerio de Jesús. W.G.
Kümmel, igualmente opina que el reino de Dios es presente y también
futuro. Emil Brunner sostiene que el fin último de la historia ya
comenzó con la iglesia, pero que todavía tenemos que esperar su cumplimiento
final en el futuro. R. N. Flew habla del reino como presente y
futuro, así: “El reino ha venido en la persona de Jesús, sus bendiciones
pueden gozarse ahora mediante a fe. Pero no ha venido del todo. La consumación
final aún se tarda.” (Jesús y Su Iglesia, pág.32).
Ahora bien, la interpretación contemporánea más discutida es
aquella del eminente teólogo inglés C.H.Dodd, y que se conoce
como “escatología realizada”. Él la desarrolló en su libro “Las
Parábolas del Reino”. El estudio hecho por Dodd de las parábolas de Jesús,
y otros dichos colaterales, lo llevó a creer que, para nuestro Señor, el reino
ya había venido. El futuro formaba parte, ahora, de la experiencia actual de
los hombres. El absoluto ha penetrado la arena histórica. El supuesto Cristo
Eterno ha entrado en el tiempo. Él mismo sería el cumplimiento de la esperanza
escatológica. Su venida es la venida del reino de Dios. Su reino vino con él y,
por tanto, no hay que esperarlo para mañana. El futuro se está realizando en la
vida de Cristo y en la vida de su iglesia. Pero para ser justos, Dodd no presta
mucha atención a los dichos de Jesús en cuanto a la venida aún futura del
reino, y sólo se limita a darles a éstos un sentido meramente simbólico.
El
Reino: Presente y Futuro
El aspecto del reino presente se
encuentra en los textos de Marcos 4:3 ss. En donde el reino presente se compara
con una semilla que se siembra en los corazones de los hombres en esta
vida. En Marcos 12:34 Jesús le dice a un escriba: “no estás lejos
del reino de Dios”. En Mateo 12:28 Jesús dice que: “El
reino ciertamente ha llegado a vosotros” por el hecho de expulsar a los
demonios de un ciego y sordo. En Mateo 13:44-46 Jesús habla del reino como
un tesoro escondido en la tierra, que los hombres pueden descubrir ahora.
En Lucas 17:20-21 Jesús declara que “el reino está entre vosotros”. Es decir, su presencia en la tierra es la
presencia del reino de Dios.
Si bien es verdad que algunas
declaraciones de Jesús muestran un reino presente en su
ministerio, también es cierto que hay una dimensión futurista del
mismo en otras de sus declaraciones. En primer término, 6 de las
Bienaventuranzas sólo podrán cumplirse en el FUTURO (Mateo
5:4-9). En Mateo 25:31,34 Jesús habla de un reino que sólo se podrá heredar
cuando él vuelva por segunda vez. En Mateo 26:29, durante la última cena, Jesús
les dice a sus discípulos que anticipa el día cuando beberá con sus discípulos
del fruto de la vid, en el reino de su Padre.
Aunque el apóstol Pablo no suele usar muy
a menudo la palabra reino, las veces que lo hace lo hace dando a entender su
carácter presente como futuro. En Romanos 4:17 el apóstol Pablo parece indicar
que el reino puede ser vivido ahora entre los creyentes. En Colosenses 1:13 él
igualmente parece indicar que de alguna manera el creyente está “ahora”
trasladado al reino de Cristo. Pero Pablo no pasa por alto el aspecto futuro
del reino, porque en 1 Corintios 6:9, 15:50; Gálatas 5:21; y 2 Timoteo 4:1,18;
lo que tiene en mente es un reino en la tierra eminentemente FUTURISTA,
que exige nuestra previa conversión y transformación física por la
resurrección venidera. Estos textos tienen estrecha relación con la PARUSÍA o
segunda venida de Cristo. En Hechos 14:22, Pablo recalca el hecho de que para
entrar reino se requiere pasar por muchas tribulaciones.
El
Reino y La Iglesia
de Jesucristo
Agustín de Hipona creía que el reino de
Dios era la iglesia militante. La tardanza de un reino literal hizo que ese
ideal se viera reflejado en una sociedad, que llegó a conocerse
con el nombre de “iglesia”. E. F. Scott , en su obra “El
Reino de Dios en el nuevo Testamento”, página 170 dice: “Jesús había
proclamado el reino, pero en su lugar se levantó la iglesia”. Lo que
Jesús realmente hacía era buscar un nuevo pueblo a quien se le daría el reino.
El Reino de Dios y la iglesia son inseparables,
pues a ésta Dios le ha prometido darle su reino (Lucas 12:32). La
iglesia es la que recibirá el reino de Dios. Es el pueblo
escogido que restaurará el reino davídico en la tierra. El reino
está conformado por hombres santos (Judíos y Gentiles) convertidos por el
evangelio de Cristo. A estos santos, de todas las épocas, podemos llamarlos
como: “La Iglesia
de Dios”, “El Cuerpo de Cristo”, “La
Novia ”, “Los Elegidos”, etc. La iglesia es la heredera
del reino (Mateo 25:31,34). Jesús afirmó que el reino es algo que se puede VER
y ENTRAR (Juan 3:3,5), y Pablo también dijo que “carne y sangre” (los
mortales) no lo pueden heredar (1 Corintios 15:50). En cambio, uno puede
ser parte de la iglesia siendo mortal. Esta es la gran diferencia sustancial
entre el reino y la iglesia. Por otro lado, uno puede ser parte de la iglesia inmediatamente
después del bautismo (Hechos 2:38,41); en cambio, para heredar el reino
uno tiene que haber sufrido por Cristo y también haber crecido en la fe y
el conocimiento del Señor. Y lo más importante aún es haber recibido la
transformación física cuando Cristo regrese nuevamente a este
mundo (ver 2 Pedro 1:8-11; Hechos 14:22; 1 Corintios 15:45-50). Aunque en la
iglesia se admiten “niños espirituales” ( 1 Corintios 3:1-2) que
deben crecer a la estatura de Cristo, en el reino sólo ingresan los “maduros
espirituales”, aquellos que han llegado a la “perfección
espiritual” (Efesios 4:12,13,15) (2 Pedro 1:3-11). Por otro lado,
parece evidente que nuestro Señor consideraba que alguna forma de asociación y
organización de carácter comunitario era esencial para a mejor promoción del
reino. A lo largo de la historia de la Iglesia Cristiana ,
los teólogos de la iglesia han insistido en la íntima relación entre la iglesia
y el reino. Pero hay, evidentemente, diferencias entre ellos con respecto a la naturaleza
y a los alcances de esta relación. Pero en la medida que la
iglesia está verdaderamente sometida al gobierno divino, puede decirse que es
el reino de Dios. Pero el orden divino nunca logra realizarse del todo en este
orden humano finito; por eso la Iglesia Cristiana espera la consumación
final, cuando Dios perfeccione esa fraternidad humana
centrada en Cristo. Entonces se podrá decir con plena seguridad que el reino de
Dios habrá venido plenamente.
El
Reino Futuro y Su Naturaleza Real
En el Nuevo Testamento existen pasajes
clarísimos que hablan de un reino terrenal. Jesús, por ejemplo, dijo: “Bienaventurados
los mansos, porque ellos heredarán a tierra” (Mateo 5:5, con referencia
al Salmo 37:11). En otra ocasión les enseñó a sus discípulos a que oraran por la
venida del reino a la tierra (Mateo 6:10). Ahora bien, de la Biblia entera se desprende
que el reino tiene estos aspectos básicos y muy claros:
1.- Dado que el reino futuro tiene
relación con la segunda venida de Cristo, su implantación estará acompañado por
eventos visibles, sobrenaturales, y catastróficos (1
Tesalonicenses 4:15-17; Marcos 13:24-27).
2.- El actual orden de cosas será juzgado
(2 Tesalonicenses 1:5-12; 2 pedro 3:4-10; Apocalipsis 19:11-16).
3.- Todos los que se oponen serán sometidos
a Dios (Filipenses 2:9-10; 1 Corintios 15:20-23).
4.- Se cristalizarán todas las
promesas hechas a los fieles de todos las épocas (Apocalipsis 21:3,4),
las cuales incluyen:
a- El reino se establecerá en Jerusalén.
b- El Mesías tendrá su trono con sus apóstoles en Jerusalén
c- El reino será mundial y todos pueblos se someterán a Cristo
y a su autoridad: Un solo gobierno.
d- Habrá paz, justicia, y desarme mundiales.
e- Los rebeldes e impíos serán destruidos.
f- Los elegidos recibirán el reino en la
segunda venida de Cristo, cuando obtengan su inmortalidad.
g- El reino durará mil años.
h- No existirán pobres ni desamparados.
i- El diablo será atado junto con sus
demonios para que no engañen a los pueblos.
j- Habrá sólo una religión y un solo
gobernante mundial con la autoridad de Dios.
k- La vida será más larga y saludable.
l- No habrá explotadores ni explotados.
m- No
habrá revueltas, ni protestas, ni descontentos populares.
n- Los que no quieran servir al Rey Cristo no les irá nada
bien, y por tanto, optarán por él de buena gana. Preferirán las bendiciones que
las maldiciones de Dios Padre.
Por tanto, sostener que el reino es sólo
presente o futuro, es ignorar las mismísimas palabras de Jesucristo. Los
eruditos, en su mayoría hoy, creen en un cumplimiento futuro del
reino. No obstante, los amilenialistas (los que no creen en un
reino personal y futuro de Cristo en la tierra por mil años), sean católicos o
protestantes, sólo ven un reino presente en la iglesia militante.
Jean Hearing,
en su estudio escatológico sobre “El Reino de Dios y su Venida”,
escribe: “Jesús enseñaba que un germen invisible del reino de Dios
existía desde el comienzo de su predicación; pero tal es su noción del reino,
que ella exige una realización completa visible en el futuro mediante una
transformación del orden cósmico.”
El teólogo católico Karl Adam
reconoce que: “Restringir lo fundamental de su mensaje a esta predicación
moral, sería desconocer el contenido religioso, más precisamente, el carácter
sobrenatural y escatológico del nuevo reino” (...) su venida está todavía en el
futuro, y es preciso decir: Que tu reino venga.”
El
Reino de Dios e Israel
El reino de Dios es un mensaje que
todavía debe ser anunciado al mundo habitado. Jesús dijo que antes que el fin
venga, el reino de Dios se habrá anunciado como testimonio a todas las naciones
(Mateo 24:14). Este es un mensaje vivo y actual que el mundo debe oír. Cuando
Cristo murió y resucitó al tercer día, todavía permaneció 40 días
más entre sus discípulos, predicándoles más sobre la restauración del
reino Israel (Hechos
1:3,6). Tómese nota de la pregunta de los apóstoles en el verso 6. Es obvio que
esta pregunta apostólica se hizo como corolario a toda la enseñanza de Jesús.
Aquí se deja notar que aún hay un reino judío por establecerse en
la tierra. Es un reino eminentemente futuro, para la segunda
venida de Cristo. Ahora bien, algunos teólogos amileanilistas
sostienen que los discípulos no sabían lo que preguntaban, de que estaban
errados y confundidos, y que no habían captado el mensaje de su Maestro
correctamente. Pero me pregunto: ¿Fueron todos los discípulos de Jesús torpes
para no entender el claro mensaje que Cristo les estaba inculcando? O, ¿Fue
Jesús un mal maestro que no se sabía explicar? Pero lo cierto y curioso es que
todos los discípulos le preguntaron lo mismo: “¿restaurarás el reino a
Israel en este tiempo?”. Por otro lado, Jesús no los
corrige o reprende por semejante pregunta “inoportuna”. Él sólo les dice: “No
os toca a vosotros saber os tiempos olas sazones que el Padre puso en su sola
potestad.” En buena cuenta, la pregunta era válida y oportuna,
pero la respuesta a dicha pregunta sólo el Padre la podía contestar. Está claro
que aquí hay un reino que tiene que ver con Israel. Pero los amilenialistas
dicen que éste es espiritual, es decir: el cuerpo místico de Cristo, su
iglesia. Pero me pregunto nuevamente: ¿Tiene sentido que se le restaure a la
iglesia, el reino? ¿Acaso alguna vez la Iglesia de Cristo perdió su reino? La iglesia
pura y sin mácula NUNCA ha reinado en este mundo--- ¡sólo la Iglesia falsa y apóstata!.
Aunque en cierto modo el reino vino con
Cristo y sus exorcismos y curaciones milagrosas, lo cierto es que el reino se
establecerá plenamente sólo cuando Cristo ate a Satanás y a sus demonios
y los lance al abismo (Apocalipsis 20:1-4). Es por eso que es difícil
pensar que el reino ya se estableció plenamente hace dos mil años, pues ello
implicaría que Satanás ya estuvo encadenado en el abismo sin poder engañar a
nadie (Apocalipsis 20:3). Pero: ¿Podría alguno pensar que este mundo es un
mundo ideal reinado sólo y únicamente por el buen Cristo y su iglesia? Pero la
verdad es que la drogadicción, las pestes, los hogares destruidos, los crímenes,
las miserias, y mil males más, son señales de que aún Satanás reina libremente
y tiene su maléfico accionar entre los hombres. O ¿Es que Jesús es un mal
gobernante? ¡De ningún modo! Cuando Cristo reine, ¡el mundo gozará de justicia,
paz, y amor verdaderos! (Isaías 9:6,7). Finalmente, si el reino se estableció
en el 33 D.C como dicen los amilenialistas, ¿por qué Juan dice en el año
90 D.C, que “todo el mundo yace bajo el poder el maligno” (no
“bajo el poder de Cristo”)? (1 Juan 5:19) ¿no debió estar atado el Diablo y sus
demonios para ese entonces? Recuérdese que el reino se establece después de la
atadura del Diablo (Apocalipsis 20:1-3). Es evidente que el Diablo no fue atado
en el año 33 D.C ni en el 90 D.C, ni tampoco en este siglo XXI. Hay un reino
que se establecerá aún en el futuro, y que conlleva la neutralización
total del Diablo y sus demonios por un milenio, y el florecimiento de la paz y
la justicia por todo el mundo habitado. Estos son algunos puntos que no se
pueden pasar por alto obviamente. Desgraciadamente los llamados “Testigos de
Jehová” si han pasado por alto estos aspectos señalados anteriormente.
Algunos
Testimonios Interesantes
El
carácter futurista el reino fue expresado por Padres y Apologistas
de la fe. Ireneo (185 D.C, Obispo de Lyon), escribió: “...en su
segunda venida les dará a los suyos un lugar en su reino.” (Contra las
herejías). Clemente Romano (96 D.C, Segundo obispo de Roma) escribió en
su segunda epístola, lo siguiente: “Si entonces hacemos lo que es justo a
la vista de Dios, entraremos al reino, y recibiremos las promesas...esperemos
cada día y cada hora el reino de Dios en amor y rectitud”. Ignacio
(Obispo de Antioquia, siglo II) creyó que el viejo reino del mal sería
destruido en la segunda venida de Cristo (Ign. Eph. 16:1). Hermas, un
profeta de Roma (siglo II), tenía una clara visión futurista del reino y
enfatizó en la conducta moral para entrar en él. (Herm. Sim. 9:16.2-4). Papías
de Hierápolis (Siglo II) creyó que la esperanza para un reino milenario en
la tierra era real. También Cerinto dice que después de la resurrección
la casa real de Cristo estará en la tierra (Gayo de Roma, de la Historia de la Iglesia de Eusebio
3.28.2).
Por otro lado, es interesantísimo el
testimonio del Apologista Justino Mártir (Siglo II). Él hace uso de la
palabra reino frecuentemente en su Diálogo con el Judío Trypo, y
en donde se registran los debates más frecuentes entre cristianos y judíos.
Justino le asegura al judío Trypo que Cristo volverá al mundo para recompensar
a sus seguidores, dándoles entrada en su reino milenario que se establecerá en
Jerusalén (Diálogo 80). Además Justino le dijo a Trypo, que aquellos que enseñan
sobre la supuesta partida al cielo de las supuestas “almas inmortales”,
NO SON CRISTIANOS. Finalmente el movimiento Montanista
tenía como una de sus características, la expectación de la inminente aparición
del reino
Resumen
El Reino de Dios fue y es aún
interpretado como un asunto presente y futuro. Desde el siglo II el reino tiene
un carácter escatológico. Los autores cristianos del segundo
Siglo son uniformemente FUTURISTAS. Y para algunos de ellos,
dicho reino sería, además, TERRESTRE Y MILENIAL. Tal es el caso
de Cerinto, Papías, Justino Mártir, Ireneo, y otros.
Es con Orígenes (185-254) que viene
el cambio del uso común de la palabra reino por otro “espiritual” y
“en el corazón de los hombres”. En cierto modo Orígenes fue
influenciado por el pensamiento Gnóstico de la época que sostenía
un reino en el alma. Se puede decir que él sentó las bases del pensamiento Agustiniano
y de otros filósofos cristianos protestantes de los siglos venideros. Orígenes
se alejó del pensamiento cristiano post apostólico del siglo II.
Para Mayor Infomación Escribir a:
Ing° Mario A Olcese
e-mail: marioolcese@yahoo.com ó
molceses@hotmail.com
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